Monday, January 12, 2015
Un Concejo deplorable
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El sitio web del Concejo de Sesquilé no arroja ningún tipo de información como lo exige la Ley de Transparencia y el Derecho al Acceso a la Información Pública.
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El Concejo Municipal de Sesquilé fue asaltado dos veces en menos de diez meses durante la presente administración. Entre los objetos hurtados están las memorias de las sesiones que los concejales de oposición solicitaron como pruebas para abrir procesos en contra de la Administración. Hasta la fecha la Fiscalía no ha arrojado resultados de la investigación.
De otra parte, el Concejo de
Sesquilé usa al máximo las sesiones permitidas, tanto ordinarias como extraordinarias,
muchas de ellas sin mayor justificación que la de escuchar la rendición de
informes ya conocidos, otras que no superan los 10 minutos suficientes para
tomar aromática y firmar la planilla de pago. Cada sesión le cuesta al dinero común
de los sesquileños alrededor de 1 millón de pesos, alrededor de unos 18
millones al mes.
Como en una dictadura, la mayoría de
concejales que apoya al Alcalde Municipal le dio facultades plenas, lo que significa que puede hacer lo que quiera
con los bienes del Municipio sin el consenso de quienes representan a los
electores, y votó para que se eliminaran las proposiciones y varios con el fin
de que los concejales opositores no puedan ejercer su derecho a opinar,
preguntar y debatir.
No es un secreto que en el Concejo
de Sesquilé no hay debates. Ese recinto donde solo el experimentado Jairo Cortés, hermano del Alcalde, es dueño de la palabra; un campo de persecución,
de sectarismo, de maltrato verbal, odios e intrigas donde se clasificó a los concejales
entre “los buenos” y “los malos”.
El problema es que el amiguismo
politiquero y el beneficio personal -sobre el común- impiden que la Contraloría, la Procuraduría y la ciudadanía se interesen por esta situación y atajen
estas perversas prácticas que van en detrimento de la población.