Saturday, March 09, 2013

 

José Cuervo, violador serial de Cundinamarca


Estudio de la Universidad Manuela Beltrán

José Cuervo, es el violador en serie más espeluznante entre los casos que ha estudiado Belisario Valbuena, psicólogo forense y docente de la Universidad Manuela Beltrán de Bogotá.

El investigador aseguró en entrevista con El Espectador que José Cuervo es el único, de diez que estudia, que “ha llegado a cruzar la línea”.
A las mujeres que se resistieron al abuso las golpeó, las insultó, las asfixió hasta hacerlas perder la conciencia. Cuando despertaban, todavía aturdidas, el violador estaba sobre ellas, ajustándose la cremallera, limpiando la evidencia con la ruana o con una camiseta, diciéndoles: “Hijueputa, si usted grita, si usted dice algo, yo la mato”. Muy pocas hablaron lo que dio libertad a Cuervo para seguir delinquiendo durante mucho tiempo. Sus víctimas fueron mujeres de Villapinzón, Chocontá, Suesca, Guasca y Sesquilé.
“José Cuervo es una especie de Garavito”, dice la investigadora del CTI, Alma Elisa Castro, comparando al que sería el mayor violador serial en la historia reciente de Cundinamarca con Luis Alfredo Garavito, uno de los más grandes asesinos en serie de niños del mundo.
La descripción de Cuervo hecha por una de sus víctimas permitió su identificación: “muy rojizo, piel de un señor que trabaja en el campo, al sol todo el día (…) ojos claros, dentadura muy derecha, la frente algo ruda, tosca, con fuertes y pronunciadas líneas de expresión. Mentón cuadrado y manos bastante grandes, dedos enormes", "un hombre que olía mal, que usaba pasamontañas, que las tomaba del cuello hasta dejarlas sin aire”.
Su captura se dio el 19 de enero de 2011 en Sesquilé, entre las calles 4ª y 5ª cerca a la plaza de mercado. Estaba sindicado de acceso carnal violento en los casos de tres mujeres. Con su captura llegaron más víctimas. Hasta ahora van 8 sentencias y hay otros 17 casos en revisión en Medicina Legal.
Alma Elisa Castro dice tener registro de por lo menos otras 28 mujeres que cayeron en esas manos enormes que las doblegaban, pero calcula que pueden ser más de 200, el caso más antiguo que logró desarchivar fue de 2003. La víctima iba caminando hacia su finca en la vereda San Vicente Alto en Suesca, después de la agresión ha intentado suicidarse cuatro veces. En la audiencia, José Cuervo argumentó: “Ella fue la que me provocó. Yo la perdono porque es mujer”.
En 2010 se empezó a hablar de un violador serial en la provincia de los Almeidas, en el nororiente de Cundinamarca. Se empezó a rumorar que el criminal había violado a casi todas las mujeres de la vereda San Vicente Alto de Suesca. Allí estuvo Alma Elisa durante casi 6  meses recogiendo testimonios e intentando identificar al hombre, pero las mujeres del campo, casadas y con hijos, preferían guardar silencio, temían a los estigmas, a los señalamientos. Las historias de víctimas provenían de Chocontá, de la vía a Machetá, a Villapinzón, por la Autopista Norte. Dejaron de ser historias aisladas, una de las mejores amigas de Alma Elisa pasó a contarse entre las víctimas.
Alma Elisa no estuvo en la captura de Cuervo ese día de enero de 2011 en Sesquilé. Estaba en vacaciones, pero corrió a la audiencia de imputación de cargos “para comprobar que era él. Estaba irascible. No daba la cara. No se dejaba ver y ahí yo me dije ‘este tipo tiene muchas víctimas encima’”. En la ficha oficial dice que José Gerardo Cuervo nació en Villapinzón, Cundinamarca, el 21 de septiembre de 1969. Mide 1,70 metros. Pesa entre 75 y 80 kilos. Tiene antecedentes de hurto (en 1991 fue condenado a 14 meses de prisión), homicidio simple (en 1993 le impusieron una pena de 6 años y 8 meses de cárcel) y acceso carnal violento (en 2004, en Tunja, fue condenado a 64 meses de privación de la libertad).
La última condena reza que Cuervo tendrá que permanecer nueve años en prisión (está en la cárcel de Acacías). “Ya lleva dos y por buen comportamiento podrían hacerle una rebaja. Digamos que en dos años más va a pagar por todas las mujeres que violó. Mi obsesión es que no salga. Va a pasar lo mismo que con Garavito”. Ahora a Alma Elisa se le va la vida en conseguir que Cuervo no sea liberado. Aún le falta una pieza para armar el rompecabezas que le quitó el sueño y la vida en familia por casi dos años: convencer a una menor de 14 años que también fue su víctima (y que tuvo un hijo producto de esa violación) para que declare en su contra. “Con una menor de edad no le podrían dar rebajas”, dice Alma. En esa labor está, pero no ha conseguido que la niña hable. Como sucedió con las otras mujeres que también callaron, tiene miedo.

Estudio de la U. Manuela Beltrán
El investigador Valbuena dice los sujetos como Cuervo “tienen más un trastorno de personalidad con tendencia psicopática, algunos obsesivo-compulsivos, pero son conscientes de lo que hacen”.
Valbuena explica que se trata de violadores seriales porque, por lo menos, han accedido a tres víctimas con un modus operandi y en una misma zona geográfica. Cuenta que los diez actúan con intención. Que planifican o ceden al impulso de atacar, siendo conscientes de lo que hacen (“no hay ninguna voz que les dicta que tienen que agredir a las mujeres, son conscientes y por eso tienen un tipo de víctima preferida”). Detalla Valbuena que son hombres con una fantasía, que su fin no es obtener sexo sino dominar, controlar, humillar a la víctima (“en la gran mayoría de estos sujetos se encontraron rasgos de odio hacia la mujer, son misóginos”). En el 90% el trastorno predominante fue la psicopatía, con algunas parafilias, lo que se traduce en desviaciones sexuales como consumir pornografía antes del ataque o un fetichismo hacia las prendas de sus víctimas.
Encontraron que en su mayoría son solteros o separados. Que por lo general viven con su madre y que esa figura materna es muy dominante: “Tienen una relación simbiótica. Son mamás dominantes, que varían la interacción con el hijo entre sobrevalorarlo, decirle que es el mejor hijo del mundo un día, y al siguiente que es lo peor, que fue un accidente en su vida”.
Hallaron, también, el perfil del agresor sexual sádico: el que somete a la víctima, el que la maltrata. “Hay una línea muy fina entre ser violador serial sádico y convertirse en asesino serial”, dice Valbuena.

Ver: Capturan en Sesquilé presunto violador en serie

http://garabatosesquile.blogspot.com/2011_01_01_archive.html

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