Saturday, November 22, 2014
Sesquilé y su traquilidad
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Fotos tomadas de internet |
Las veredas de Salinas, Gobernador,
San José, Chaleche y Tierra Negra (donde yace la Laguna de Guatavita) pasaron vertiginosamente
de ser parcelas agrícolas o ganaderas a fincas de descanso de bogotanos adinerados.
Las casas son bellísimas, excelente para el paisajismo, pero una desgracia para
la economía local.
La inversión que hacen los
inquilinos de fin de semana en el comercio municipal es insignificante, nula. Se
provisionan en las grandes cadenas bogotanas y el consumo en las tiendas locales
es exiguo. Tal vez aporten algo por concepto de impuesto predial, aunque se desconoce
si ese suelo se valorizó o sigue teniendo el mismo cobro rural campesino.
¿Ha intentado el municipio
involucrar a personajes como Noemí Sanín, Julio César Turbay, Virgilio Barco
Jr, Víctor G. Ricardo, Álvaro Leiva y otros que, según se dice, tienen
propiedades en el municipio en el desarrollo de alternativas aprovechando sus
posiciones? ¡Sesquilé debe seguir conservando su espíritu de comunidad!
Dentro del análisis sobre la huida
que emprendieron las clases altas capitalinas hacia la Sabana de Bogotá
encontramos un texto de la Universidad Nacional, titulado Familia y cambio sociocultural en la Sabana, en la que cuenta que,
agotada la construcción en los cerros capitalinos y en busca de la
tranquilidad, se ha extendido este éxodo a pueblos como Sesquilé. Esto incluye
el factor religioso.
El estudio menciona la influencia
del fenómeno sobre la juventud sesquileña: “De hecho, los jóvenes de Sesquilé imitan
los modos de vestir de los jóvenes de clases media y alta que van los fines de
semana a la zona”. En Sesquilé, por ejemplo, aunque hay una iglesia no católica
en las afueras, ésta no se ha integrado a la comunidad, siendo compuesta por
artesanos ecuatorianos que tienen una vida relativamente apartada del
municipio. En Suesca, a su vez. "no se les dejó entrar", según el
sacerdote católico, fracasando las cruzadas de los Testigos de Jehová. Pero la
secularización ha avanzado más rápidamente que las nuevas iglesias. El
sacerdote de Sesquilé por ejemplo, afirmaba que la asistencia a la iglesia se
hacía preferentemente por personas mayores de 30 años y por mujeres. De hecho,
los jóvenes, aparte de un reducido núcleo, son apáticos frente a las
actividades de la iglesia Católica, y este rompimiento generacional parece ser
general, como es obvio, con sus diferenciaciones.”
La apatía hacia el catolicismo es
muestra de que el pensamiento de las nuevas generaciones está volcado hacia la
razón. ¡Ojalá sea así y no solo producto de rebeldía! Obvia y comprensible
alarma para los mayores que no lograrán desligarse de sus creencias arraigadas
por más cátedra de historia de la humanidad que reciban. Eso es lo de menos. La
muestra está en el enorme Templo construido por nuestros abuelos y que hoy no
hay quien le tape siquiera las goteras. A estas alturas de la comprobación
científica y los conocimientos que brinda el saber universal es insostenible el
mantenimiento de la fe impuesta por la invasión española.
Lo realmente preocupante sí es el
desinterés por la economía que sostuvo al municipio desde que se tiene noticia:
solo quedó un Horno de Sal, atractivo turístico, que su propietario José
Rodríguez no sabe si alguien lo continuará, los cultivos de cebada y trigo
desaparecieron hace décadas, a simple vista la ganadería descendió
considerablemente ya que no se guardan datos estadísticos en la población y el
único cultivo preponderante, el de la papa, cada vez tiene menos mano de obra a
su disposición.
Es interesante el surgimiento de
las asociaciones de lecheros que está salvando parte de estas actividades y
vieron que mediante la agremiación es posible hacer competitiva una actividad,
sin necesidad de abandonar el terruño. Con ese empeño, pronto tendremos una empresa
al nivel de “Alpina” en Sesquilé.
¿Pero qué sucede con nuestros
demás productos, con tanto potencial en el exterior?: feijoa, uchuva, toda
clase de tubérculos, raíces y condimentos. Llegará una cervecería, que se
supone se fabrica con cebada, y ¿alguien ya comenzó a sembrarla o ya pensó que
clase de insumos podemos ofertarle a esa gran compañía? ¡Con tanta tierra cultivable
que tiene Sesquilé y tanta gente buscando empleo para subsistir! Eso no tiene
razón de ser.
En cuanto a la fresa y las
flores, si bien aportan a la generación de empleo, deberían buscarse alternativas
para una producción más limpia, pues no es secreto que estos dos productos
contienen elevadas cantidades de químicos perjudiciales para el hombre y el
ambiente.
A las administraciones se les van
los recursos en pagos de estudios, en pagos de gestiones, en pagos a
fundaciones, en regalitos baratos en fechas especiales, pero al fin de cuentas
la economía del Municipio sigue en declive.
La pereza se contagia, prueba de
ello es que gran cantidad de establecimientos son de propiedad de nuevas
familias que llegan a hacer lo que los sesquileños no, los foráneos progresan
en el pueblo mientras los oriundos se comen las uñas por la envidia. No podemos
tener espíritu xenofónico. ¿Quién o qué situación despertará a los pobladores
de este sesquiletargo?
Comments:
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Buenas tardes, estoy de acuerdo en muchos de tus argumentos, soy nuevo en Sesquilé y estoy enamorado de este municipio, es precindible fortalecer la actividad económica de este municipio yo considero que tiene un alto potencial turistico pero hay que mirar muy bien y hacer estudios para mitigar los impactos que puedan tener, hago referencia a un turismo sostenible en el cual el campesinado puede ver ventajas y reactivar sus economias con mayores opciones SIN DEJAR DE LADO EL CULTIVO, y lo de la cebada me parece genial tenemos que promoverlo por que si bien va a vanir un multinacional como Heiniken esto va tener unos impactos ambientales considero severos, me imagino que pagarán sus impuestos responsablemente y mitigaran los impactos en el uso de aguas y demás sin embargo que no solo sea dar empleo sino que reactivo la producción agricola.
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