Garabatos

De http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/

La lucha de los curtidores de Villapinzón por legalizar sus microempresas de cueros ha sido larga. Con el Proyecto Switch, que lidera la Universidad Nacional de Colombia, las cosas comienzan a cambiar y así lo reconocen los patrocinadores de la iniciativa.

Desde el 2006, cerca de 80 familias curtidoras han sido asesoradas para cambiar sus prácticas industriales. A ellas se les culpa de una parte de la contaminación de la cuenca del río Bogotá. Este fin de semana, miembros del Institute for Water Education (Unesco-IHE) de Holanda, organismo financiado por la Unión Europea, conocieron de primera mano el proceso que se vive en este vecino municipio.

El director científico del proyecto Switch, Kala Vairavamoorthy, indicó que destaca el empeño de los curtidores de Villapinzón por la producción más limpia que están realizando y por proteger el ambiente. “Hay que destacar el trabajo de la Universidad Nacional y de Mónica Sanz, que han apoyado este esfuerzo que es muy positivo y sirve para mostrar a otras industrias la forma como pueden crear cambios en la forma como hacen las cosas”.

Añadió que los gobiernos deben reconocer que el cuidado del ambiente es algo vital para las comunidades, por lo que debe haber una acción rápida para apoyarlos. “Si las comunidades y los tomadores de decisiones de gobierno trabajan de forma colectiva, emergerán propuestas para producciones más limpias. El gobierno debe reconocer estos esfuerzos e insertarlos en sus marcos de política”.

Entre tanto, Maarten Siebel, especialista internacional en procesos de limpieza en curtiembres, aseguró que después de muchos años se ha adquirido el conocimiento suficiente para que las curtiembres hagan un mejor manejo de las aguas residuales y disminuyan los agentes agresores que se utilizan para curtir los cueros.

“Lo que se vive aquí es un gran progreso, porque limpiar la industria es algo que requiere muchos años y aquí ellos han hecho un cambio impresionante. He acompañado el proceso de limpiar curtiembres en India y en Pakistán. India, el tercer exportador de cueros en el mundo, tiene una industria muy grande. Ellos también tenían procesos extremadamente sucios, pero con ayuda del Centro de Estudios del Cuero, en la ciudad de Madrás, y de la Unesco pudieron cambiar las cosas”, dijo Siebel.

Mónica Sanz, una de las investigadoras involucradas en el proyecto Switch, que lidera el Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional, manifestó que los representantes de Unesco-IHE pudieron constatar los progresos en Villapinzón.

“Llevamos cuatro años trabajando. Uno de los investigadores había venido cuando las curtiembres estaban cerradas y ahora quedó aterrado al ver los avances. Es bien interesante cuando uno los trae y ven los resultados en la mano, esto hace que la imagen de la Universidad Nacional quede por lo alto. Están viendo que las inversiones se están utilizando realmente en lo que es”, dijo Sanz.

El proyecto Switch terminará el próximo año, pero los representantes de la entidad holandesa mostraron su interés en seguir respaldando el proyecto con los curtidores de Villapinzón. El llamado que hacen es que a nivel nacional más entidades se involucren en este esfuerzo, que no solo fortalece económicamente a las familias microempresarias sino que, además, permite remediar uno de los factores de contaminación del río Bogotá.

Precisamente, el pasado sábado, los invitados extranjeros llegaron hasta el nacimiento de este río. Allí conocieron no solo los mitos y leyendas que giran alrededor de este emblemático cuerpo de agua capitalino, sino que además se enteraron de las dificultades políticas para que los curtidores tengan un completo apoyo estatal.

Por lo menos esa fue la queja de la líder de los curtidores, Evidalia Fernández de Torres, quien reiteró que, aún con el apoyo internacional de Switch, las entidades oficiales del departamento siguen poniendo entre la espada y la pared a los curtidores legalmente constituidos.