Thursday, June 19, 2008
Adiós a la profesora Isabel Rodríguez de Nieto
Abril 28. Por lo menos tres generaciones de sesquileños recibieron educación de la profesora Ana Isabel Rodríguez Lozano, quien falleció a los 72 años a causa de la flebitis que la aquejó en los últimos años.Nació el 1 de abril de 1936, la segunda de los once hijos de Alcides y Sofía, de los cuales cuatro murieron pequeños. Por su obediencia fue la más consentida de su padre, quien le consiguió una beca en la Normal Rural de Bogotá, camino que luego siguieron sus hermanas. Al poco tiempo esa institución se trasladó a Guasca por lo que tuvo que cargar materiales para la construcción de las instalaciones.
Como egresada, su primer trabajo fue en la escuela de Nescuatá donde encontró bastantes tropiezos políticos: siendo conservadora tuvo que reemplazar a la liberal Atilia Lugo. Sus opositores le apedrearon la escuela y le hicieron daños en la cocina, por lo que su papá pidió su traslado. Pronto los nescuatanos, firmaron un memorial para que no se fuera y allí permaneció 5 años. De allí salió para el violento municipio de San Juan de Ríoseco; angustiado, su padre ofreció pagarle el sueldo para evitar que se fuera, sin embargo fue allí donde durante un año vivió aprendió a valerse por sí misma con base en duras experiencias: al llegar una compañera le dio el pésame cuando supo su preferencia política y tuvo que presenciar la muerte de un conservador con sus dos hijos.
A su regreso a Sesquilé un enemigo político no la dejó posesionarse y pidió traslado para Tocancipá. Fue allá donde pasó la mejor época de su carrera durante ocho años. En ese municipio conoció a Alcibiades Nieto Páez con quien estuvo casada 15 años hasta que él murió por una inyección equivocada en una operación de colon.
Sus diferencias con el padre Julio Forero por ser leivista y Alcides laureanista, llegaron al punto que, cuando al ganar Laureano Gómez, el párroco Forero quedó con la espina y cuando unos bandoleros incendiaron la antigua casa de paja en el mismo lugar donde queda la nueva, durante una celebración de su cumpleaños, ante la petición de hacer sonar las campanas para que la gente ayudara a apagar el fuego, el padre respondió: “las campanas se murieron”.
A su regreso a Sesquilé un enemigo político no la dejó posesionarse y pidió traslado para Tocancipá. Fue allá donde pasó la mejor época de su carrera durante ocho años. En ese municipio conoció a Alcibiades Nieto Páez con quien estuvo casada 15 años hasta que él murió por una inyección equivocada en una operación de colon.
Sus diferencias con el padre Julio Forero por ser leivista y Alcides laureanista, llegaron al punto que, cuando al ganar Laureano Gómez, el párroco Forero quedó con la espina y cuando unos bandoleros incendiaron la antigua casa de paja en el mismo lugar donde queda la nueva, durante una celebración de su cumpleaños, ante la petición de hacer sonar las campanas para que la gente ayudara a apagar el fuego, el padre respondió: “las campanas se murieron”.
"Luego se supo quienes fueron los bandidos, quienes además terminaron mal y con mucho sufrimiento", afirmaba la profesora Isabel, refiriéndose a que todo en la vida se compensa.
Durante su carrera fue acusada de hacer política. Contradecía las versiones de que su padre había hecho su capital con base en la guaquería, defendiendo su trabajo como ganadero, comerciante, lechero, minero. Ejemplo de trabajo que ella siguió, para así ahorrar y construir su casa en el lote que él le regaló y que tuvo que levantar a escondidas de su esposo. “Noé Mamanché me dijo que con $100 mil me hacia la casa y así fue” contaba la maestra.
Recordaba su amistad con Julio “Chato” Criales con quien le inventaron noviazgo pero que jamás lo fueron por ser él, un hombre divorciado, y las cabalgatas con el párroco Jaime Betancur. Fue aficionada a las temporadas taurinas a donde asistía con Chucho y Benjamín Rodríguez, a la pintura en oleo y lápiz, y al tejido.
Durante su carrera fue acusada de hacer política. Contradecía las versiones de que su padre había hecho su capital con base en la guaquería, defendiendo su trabajo como ganadero, comerciante, lechero, minero. Ejemplo de trabajo que ella siguió, para así ahorrar y construir su casa en el lote que él le regaló y que tuvo que levantar a escondidas de su esposo. “Noé Mamanché me dijo que con $100 mil me hacia la casa y así fue” contaba la maestra.
Recordaba su amistad con Julio “Chato” Criales con quien le inventaron noviazgo pero que jamás lo fueron por ser él, un hombre divorciado, y las cabalgatas con el párroco Jaime Betancur. Fue aficionada a las temporadas taurinas a donde asistía con Chucho y Benjamín Rodríguez, a la pintura en oleo y lápiz, y al tejido.
Guardaba especial cariño por la directora de la Normal Hercilia de Reyes por sus consejos, por el padre Jesús H. Rodríguez durante su estudio, por su vecina, amiga y colega de toda la vida Rosa Amalia Contreras (ya fallecida) y por Teresa Patiño de Cardeñoza.
Para ella, el momento más crítico de su vida fue la enfermedad de leucemia, que en seis meses produjo la muerte de su hija Zoraida.
Amó siempre a la escuela Simón Bolívar donde quiso pasar su último año de trabajo pero se sintió agradada con sus compañeras en la General Santander. A su retiro continuó enseñando en la escuelita privada que formó con sus nietos, hijos de Orlando, y a viajar por lugares como México durante 16 días, donde observó la devoción profunda en el Santuario de Guadalupe, a la Isla Margarita, a Caracas y por último algunos viajes a Estados Unidos, a visitar a su hija Diana, quien se radicó allá desde hace un par de años.
Para ella, el momento más crítico de su vida fue la enfermedad de leucemia, que en seis meses produjo la muerte de su hija Zoraida.
Amó siempre a la escuela Simón Bolívar donde quiso pasar su último año de trabajo pero se sintió agradada con sus compañeras en la General Santander. A su retiro continuó enseñando en la escuelita privada que formó con sus nietos, hijos de Orlando, y a viajar por lugares como México durante 16 días, donde observó la devoción profunda en el Santuario de Guadalupe, a la Isla Margarita, a Caracas y por último algunos viajes a Estados Unidos, a visitar a su hija Diana, quien se radicó allá desde hace un par de años.
Con el periódico Garabatos y la publicación 'Historia Ilustrada de Sesquilé' fue lectora fiel y en noviembre pasado nos acompañó en el lanzamiento del libro 'Dicen que en Sesquilé'... Mitos de mi Pueblo.
El mensaje que dejó en entrevista dada al programa 'Aquí entre nos' de la emisora parroquial fue. “que siempre en todos los actos de sus vidas sean responsables, que siempre amemos la paz, dejemos las rencillas con los demás, y especialmente seamos piadosos, porque se está acabando la ida al Templo y el amor a Dios; acordémonos de Dios quien es todo.”
# posted by Aldemar Solano Peña @ 7:28 AM 
