Monday, February 18, 2008

 

Daniel el carcelero: 40 años delante de las rejas.


Una pequeña oficina al lado de las escaleras en la alcaldía fue su habitación durante 35 años.

Daniel Arturo Sánchez González tenía 20 años cuando el concejal Chucho Rodríguez Ruíz lo llamó para ayudar a pintar las escuelas municipales; al terminar, le ofrecieron la vacante de Celador y Almacenista de Obras Públicas para lo cual firmó el 5 de febrero de 1968, sin más experiencia que haberle colaborado a su papá, Pablo Enrique Sánchez, en la administración de la Hacienda Santamaría, haber trabajado en la granja avícola de Eduardo Acosta durante 7 años y tener sólo la primaria.
Ingresó ganando $600 bajo la alcaldía de Julio Casiano Sotelo. Durante cuatro años aseó y cuidó la escuela Simón Bolívar, allí estrenó el primer televisor a blanco y negro que compró el municipio para la escuela nocturna en donde la gente se agolpaba para ver la novedad hasta que el 1 de febrero de 1972 fue nombrado como Alcaide y Citador Municipal. Una dura experiencia en la que aprendió a lidiar con bandidos de toda clase, ganarse su respeto, aprender de leyes, colaborarles y llevarles el alimento preparado donde Rubén González y luego en Pollo Dorado. Sólo 15 años después de vigilar y trasladar presos recibió arma de dotación, por fortuna jamás utilizada excepto para hacer polígono en las veredas altas con el alcalde Hernando Jiménez.
Viviendo momentos críticos como la captura de un ex agente del Das que arrojó un cadáver en cercanías al embalse, o el más grave hace sólo tres años cuando un preso lo amenazó con arma blanca y se fugó pero que con la colaboración de los otros presos y de la policía fue recapturado cerca de la Ludoteca. Daniel recuerda que llegó a tener 30 detenidos en la pequeña celda cuando los Muete invadieron Boitá hace también 40 años, y a quienes duraron en la cárcel casi tanto como él cuidándolos: Arturo Mancera por todo tipo de problemas y Angelino Rodríguez por abigeato, ambos ya fallecidos, quienes le sacaron gusto a ésta porque tenían donde dormir y comer.
Siendo liberal, jamás se involucró en política ni tuvo problema con ninguno de los más de 30 alcaldes con que trabajó, en su mayoría conservadores, excepto con Víctor Carrillo quien quiso reemplazarlo por alguien de otro pueblo pero que poco después renunció al difícil oficio del cual nunca descansó porque nadie lo remplazó ni siquiera un fin de semana; sólo hasta hace tres años comenzó a recibir compensatorios. Prácticamente el cargo de Alcaide o Carcelero muere en Sesquilé con el retiro de Daniel pues desde junio pasado se acabó la cárcel para municipios pequeños como éste, que deberá contratar con el Inpec en Chocontá.
A sus 60 años y pasado de tiempo de trabajo, espera como recepcionista de la alcaldía a que el Seguro Social le conceda su pensión por la que lucha con derechos de petición y hasta tutela para descansar de atender público y gozar con sus sobrinos que lo estiman como a un padre.

“La cárcel no hace falta en Sesquilé porque la gente tiene que educarse, aprender a beber sin pleitear y ante todo pensar en la familia.”

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