Wednesday, January 23, 2008
Votos Perpetuos de Sor Anita
Colaboración de Flor Alcira Prieto Mancera
Diciembre 8. En el Convento de las Siervas de Cristo Sacerdote del barrio Las Cruces de Bogotá tomó votos perpetuos la hermana Ana Josefa Chautá Chautá, natural de la vereda Boitivá, hija de Ana Aracely Chautá y del fallecido José Agustín Chautá Jiménez.
Ana Josefa hizo su primaria en la Escuela Simón Bolívar y 6º y 7º en el Colegio Deptal. Al ver las necesidades de su madre viuda y sus dos hermanos: Álvaro y Sara, quiso abandonar el estudio para trabajar en las flores a lo que doña Ana Aracely se opuso, buscando apoyo en sus familiares de Bogotá. En Usme terminó su bachillerato y por designios de Dios, se le presentó la oportunidad de cumplir con el llamado que tenía desde los cinco años cuando conoció a unas religiosas en Sesquilé. En 1995 ingresa a la Congregación y en 1998 hace votos temporales. Allí entrega su vida al servicio de mujeres pobres, madres solteras, en la protección de niños desamparados, la juventud discapacitada y en comedores comunitarios.
Tras doce años de servicio, ratifica su servicio de por vida a esta noble causa con un anillo que simboliza su desposorio con la Iglesia de Cristo.
“Me siento feliz de ser sesquileña, tierra hermosa y linda que extraño. Le doy gracias a todas las personas que han hecho parte de mi formación, a los profesores, a mi familia, amigos y compañeros. Pido que oren por mí”, es el mensaje que envía Sor Anita a sus paisanos.
Diciembre 8. En el Convento de las Siervas de Cristo Sacerdote del barrio Las Cruces de Bogotá tomó votos perpetuos la hermana Ana Josefa Chautá Chautá, natural de la vereda Boitivá, hija de Ana Aracely Chautá y del fallecido José Agustín Chautá Jiménez.
Ana Josefa hizo su primaria en la Escuela Simón Bolívar y 6º y 7º en el Colegio Deptal. Al ver las necesidades de su madre viuda y sus dos hermanos: Álvaro y Sara, quiso abandonar el estudio para trabajar en las flores a lo que doña Ana Aracely se opuso, buscando apoyo en sus familiares de Bogotá. En Usme terminó su bachillerato y por designios de Dios, se le presentó la oportunidad de cumplir con el llamado que tenía desde los cinco años cuando conoció a unas religiosas en Sesquilé. En 1995 ingresa a la Congregación y en 1998 hace votos temporales. Allí entrega su vida al servicio de mujeres pobres, madres solteras, en la protección de niños desamparados, la juventud discapacitada y en comedores comunitarios.
Tras doce años de servicio, ratifica su servicio de por vida a esta noble causa con un anillo que simboliza su desposorio con la Iglesia de Cristo.
“Me siento feliz de ser sesquileña, tierra hermosa y linda que extraño. Le doy gracias a todas las personas que han hecho parte de mi formación, a los profesores, a mi familia, amigos y compañeros. Pido que oren por mí”, es el mensaje que envía Sor Anita a sus paisanos.
# posted by Aldemar Solano Peña @ 12:44 PM 
