Wednesday, September 05, 2007

 

El “boitivano” que suelda el continente


Podría decirse que el sesquileño que más viaja por razón de su trabajo es Silvano Jiménez, de la vereda Boitivá, quien al término de cada contrato sólo cuenta con diez días para estar con su familia.
Un curso básico de soldadura en el Sena le bastó para trabajar en las obras más relevantes del país y otras del continente americano, y conocer los sitios más bellos que jamás imaginó. A los 20 años ya era ayudante de electricidad en Termozipa, y un año después se hallaba en el corazón del Amazonas, trabajando en la generadora eléctrica de Leticia; de allí pegó el salto a las líneas del oleoducto de la vecina ciudad de Manaos, Brasil, una experiencia de once meses que se convirtió en la más sufrida de todas.
Así se vinculó a la empresa de Schrader Camargo Ingenieros Asociados, S.A. y recorrió varias obras de importancia en el país: Oleoducto de Caño Limón en Barranquilla; Hidroeléctrica de Salvajina y Propal en Cali, Hidroeléctrica San Carlos, II etapa en
Medellín, Represa de Chivor en Boyacá, Carbocol y Termoeléctrica de Mingueo II etapa en la Guajira, Minas de Niquel en Montelibano Montería, Cementos Paz del Río en Sogamoso, Oleoducto en Tauramena en Casanare, Represa del Guavio, I y II etapa,
Planta de Tratamiento para el acueducto de Bogotá, Cervecerías Bavaria en Bucaramanga y Leona en Tocancipá, Represa San Rafael en La Calera, ampliación de líneas de gasoducto y oleoducto en Puerto Boyacá, Refinería de Barrancabermeja y en San Andrés.
En todos estos lugares ha dejado grandes amigos, notando que “uno vale más fuera del pueblo”. Se creería que después de 30 años de trabajo ya está acostumbrado al cambio pero para él es inevitable extrañar a la familia y para compensar esa soledad viaja acompañado de un peluche que carga a modo de amuleto.
Fuera de Colombia ha trabajado en Venezuela, Jamaica, Cuba (en cuatro ocasiones), Ecuador, Aruba, Panamá, Curaçao, y Trinidad y Tobago. En estos países se ha defendido con un escaso inglés que adquiere de un pequeño diccionario básico que carga en el bolsillo, pero que no lo ha librado de anécdotas como la pedir comidas demasiado picantes o emborracharse con tan sólo dos tragos de un ron demasiado fuerte. Entrar sin querer a una playa nudista o quedar sin pantaloneta en una playa pública por culpa de una ola.
Treinta años fuera de su hogar en los que ha tenido que cocinar, lavar y planchar, amoldarse a todos los estilos y culturas, acoplarse a las costumbres y razas sin olvidar de dónde es, y aunque quiere a Sesquilé, es Cartagena la ciudad que gratamente más recuerda porque fue allí donde validó su bachillerato y aprendió con unos italianos lo que hoy es su carrera.
Irónicamente jamás sufrió accidente alguno en todos esos lugares y obras tan importantes de su trayectoria pero sí lo hizo soldando las canaletas del Hospital San Antonio de Sesquilé.

Actualmente Silvano se encuentra en Jamaica en donde permanecerá hasta final de año y lógicamente allá celebrará sus 50 años de vida éste 25 de septiembre, al tiempo en que planea la manera de emprender el proyecto de enseñar lo que sabe a los jóvenes de Sesquilé y formar una escuela de soldadores; un trabajo demasiado apetecido y muy bien pagado pero por el que pocos se interesan.

Comments:
Que bueno que se exalten nuestros valores humanos,y el esfuerzo de nuestras gentes. Debería con más regularidad hacerlos sobresalir.
 
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