Monday, August 06, 2007

 

Dr. Fernando Acosta Acosta

El sesquileño más significativo del Siglo XX
Falleció el pasado 28 de julio en su casa de Bogotá a causa de un cáncer de próstata. Ajustó los 80 años el pasado 26 de octubre.

Sin duda el personaje más significativo del Siglo XX en Sesquilé, eminente médico y cirujano egresado de la Universidad Nacional el 18 de diciembre de 1954; privilegio logrado a base de becas por su buen desempeño como estudiante. Nacido el 26 de octubre de 1926, hijo de Cenón Acosta y Ana María Acosta, y hermano de Alejandro, Cecilia y Lucía (ya fallecidos), cuyo hogar inicial fue una casa que coincidencialmente queda en la manzana del Hospital (donde Dionisia). Creció bañándose y comiendo cangrejos, con sus primos Guillermo y Álvaro Acosta Ángel, en el río Siecha donde por poco se ahoga. Estudió la primaria en el Colegio San José y 6º de bachillerato en Zipaquirá. En la universidad se destacó como buen deportista, aficionado al tenis y a la pesca. Muy pronto formó con compañeros un centro de practicantes y puso una sala de inyecciones en su casa de la calle 13 en Bogotá para costearse sus estudios.
El 5 de septiembre de 1970 contrajo matrimonio con María Cristina Torres, unión de la que nació Javier Augusto.
En 1953, por recomendación del médico sesquileño José del Carmen Prieto, fue nombrado Interno en la Samaritana en donde estuvo hasta 1956 debido a la dictadura de Rojas Pinilla.
Poco después, tras un encuentro en la Gobernación con el Padre Daniel Arturo Delgado, quien fuera su profesor y ex párroco de Sesquilé, aceptó su propuesta de ser el Director del Hospital de Gachetá, pese a la violencia política. En 1958, una comisión de sesquileños llegó a su despacho con la solicitud de recuperar el caído Hospital de Sesquilé, a lo que aceptó por influencia de su madre. En su natal Sesquilé encontró el hospital sin pacientes y sin consulta externa. La gente tenía que viajar a Chía o Zipaquirá. Con la ayuda desde el púlpito del padre Julio Forero hizo promoción por las veredas convenciendo a la gente de volver a ese centro; de Gachetá trajo a Laudice Urrego como su mano derecha desempeñándose como jefe de enfermería, radióloga, ecónoma, jefe de cocina, de cirugía, etc.
Implementó el hospital quirúrgicamente, creando la capacidad de hacer descuentos con el presupuesto obtenido del Departamento y la Beneficencia de Cundinamarca para atender a los pacientes según su clasificación socioeconómica, otorgando gratuidad para los más pobres. Así, al hospital llegaron vecinos de Villapinzón, Chocontá y Suesca. Con el Dr. Acosta, el Hospital demostró su capacidad atendiendo a los 400 trabajadores de Morrison y Cía, que construyeron el muro del embalse y a los carboneros de San Vicente y de Abelardo “el Chulo” Cortés. Ardua labor de 24 y hasta 36 horas continuas con las que Acosta convenció a sus paisanos de que sí era buen médico. Para ello contó con excelentes personas como su compañero médico Luis “el negro” Iriarte; Jorge Aurelio Acosta, presidente de la junta del hospital; la partera Pola Rodríguez de Mancera a quien instruyó para que trabajara a su lado, y Carlos Acosta Latorre, el síndico que le entendió su plan de trabajo.
En 1965 realizó un curso de Administración Hospitalaria, jamás aceptó el ofrecimiento de subsidio del Seguro Social porque sabía que sería el hospital quien terminaría ayudando al Seguro. Así Acosta estuvo al frente del hospital San Antonio de Sesquilé de Julio de 1959 a Julio 1979.

Por petición del personero Luis Antonio Orjuela, se lanzó como Concejal y ganó. Desde esa corporación inició con sus compañeros la compra del lote para la nueva sede del Colegio Departamental, en la que su amistad influyó para que Gonzalo Rodríguez, dueño del predio, lo rebajara de 280 mil pesos a 120 mil. Con Lázaro Muñoz, Rafael Rodríguez, Ernesto Villalobos y otros, fundaron el “Club Turístico de Sesquilé” para la colonia sesquileña en Bogotá. Club del cuál fue presidente, y que por falta de unión no prosperó, alcanzando a colocar sólo la primera piedra.

Por su carisma, humor y camaradería fue constantemente elegido para ser padrino de matrimonio, bautismo y confirmación de medio pueblo. Su vida estuvo marcada tanto por sus éxitos laborales como por sus conquistas en la juventud, fruto de ellas su hijo Manuel y, según algunas lenguas, otros retoños. Un roba-corazones al que se le achacaron líos de faldas, como el de una mujer que, presuntamente por él, ofrendó su vida.
Muy conocidas fueron sus tertulias de las que, incluso él mismo contaba, llegó a operar enguayabado tras una noche de jolgorio.

Mantuvo permanente contacto con Sesquilé, primero con su consultorio particular en su casa de la cra. 3 con calle 5 y por último en la casa de la señora Cecilia Rodríguez de Peña hasta el 2001.
Por su destacada gestión como director del Hospital San Antonio y por su trabajo como Concejal, el Dr. Fernando Acosta fue condecorado por el municipio, el 15 de octubre de 2000, durante la administración de Luis Hernando Chautá, acto al que no asistió por su modestia para este tipo reconocimientos, reiterada en su rechazo a la reciente condecoración del Concejo.
La última vez que se le vio en Sesquilé fue en el bazar a beneficio del Hospital San Antonio en 2001. Se alejó del municipio ante los males de rodilla y cadera, y el cáncer de próstata que lo mantuvo en cama los últimos diez meses de su vida.

Comments:
Existen otros personajes que permiten llevarse el título del mejor sesquileño del siglo XX, por tanto esta aseveracion es exagerada.
 
Por q se no se calla estupido y pone a su puta madre ahi. Sera q es tan facil ser cirujano y salvar vidas pobre hijueputa
 
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