Garabatos

Antiguamente los adinerados creían que compraban el cielo mandando pintar la imagen de algún santo con su retrato al lado o pagándole al párroco por depositar los huesos de sus familiares bajo el suelo santo de la Capilla y eso parece que fue lo que ocurrió en Sesquilé porque si bien el terreno donde hoy están construidos el Concejo y el Banco, pertenecían al antiguo cementerio (ver Historia Ilustrada de Sesquilé Pág.59) los restos hallados en la Capilla a tan sólo 30 centímetros están incompletos, rotos y depositados como en osario. Bajo el suelo fueron descubiertos también los antiguos canales de desagüe en piedra que luego fueron rellenados con recebo tal vez obstruyendo las vías de desagüe.
Sin duda alguna, y como lo reconoce el párroco de entonces Timoleón Castañeda y los mismos hermanos Prieto, el trabajo realizado hace casi ocho años fue inadecuado por la falta de dinero lo que ocasionó el gasto innecesario de hoy día al hacer una plancha sin considerar la técnica antigua del adoquinado: colocar las baldosas sobre la tierra bien aplanada. El antiguo piso de la Capilla en tablón de barro que duró 200 años, fue remplazado a comienzos del Siglo XX por baldosas de cerámica, (dando cabida a la era del “renacemento” como dijo Rafael Rodríguez Ruíz) conservando intacto el de las naves laterales. Ésta ha sido una de las tantas remodelaciones que ha sufrido la construcción según se dejó ver al quitar el pañete; por ejemplo la torre está construida con pedazos de piedra, ladrillo y adobe al igual que varias paredes. También se halló una puerta sellada que pertenecía al antiguo bautisterio y al campanario, entrando a mano izquierda.
En general el actual trabajo, que va a buen ritmo, es bueno y permitirá que pronto Sesquilé vuelva a disfrutar de su Capilla Colonial.